Postillas de coyuntura - 002/23
Bogotá, enero de 2023
A seis (6) meses del gobierno de Petro, las cosas no pintan bien, ni para el país, ni para las huestes petristas, ni para nadie.
Cuando se desarrollaba el debate político, se escribió sobre la personalidad inestable, irritable y ambivalente del candidato Petro, de su falta de gestión administrativa y de su poca capacidad de ejercer liderazgo de estadista, a la luz de lo que se está viviendo en el país, no nos equivocamos.
Nos acercamos a 180 días de desaciertos, pruebas, errores, mensajes equívocos, desafió a el establecimiento de lo poco que funcionaba y de propuestas populistas e inconsistentes, no nos equivocamos en nada, es un personaje pendenciero, desafiante, egocéntrico, que con engaños y mentiras se subió al poder y que de esta misma forma pretende sostenerse.
Las grandes distorsiones que se presentan en nuestra querida nación y la mediocre capacidad de los políticos que han ejercido el poder, sumado a las nuevas realidades de las comunicaciones del siglo XXI, las famosas redes sociales y el fenómeno de los influenciadores o “influencers”, como dirían algunos, le han permitido a este personaje llegar al poder, pero como se puede evidenciar, a hacer lo mismo que los anteriores, pero en esta oportunidad disfrazado con un discurso de ideología, retórica que agrada a una población que ha sido permeada por lo fácil y lo inmediato, por la moral del más vivo, por el accionar de los tramposos y delincuentes, amparados por la interpretación acomodada de un sistema judicial que no ha logrado fortalecerse y crecer sin sesgos ni favorecimientos.
La corrupción no disminuye, por el contrario, aumenta, la estabilidad económica se deteriora, empresas, fábricas, capital nacional y extranjero huyen, el desfile de oportunistas y aparecidos continúa; el hambre y desamparo en las comunidades
desprotegidas continúa; los asesinatos, matanzas, ajustes de cuentas, los robos, los atracos van en aumento.
Lo qué hay, lo que vivimos es el empeño en cumplir por la fuerza por encima del estado de derecho, promesas de campaña a adeptos, en su mayoría delincuentes que al parecer son quienes se han tomado el poder.
El resumen de su gestión se expresa a través de sus ministros:
• La ministra de Salud, desconoce y no quiere al sector salud.
• La ministra de minas y energía, desconoce y carece de experiencia y no quiere al petróleo ni al gas.
• El ministro de defensa aborrece a militares y policías, además mencionado en actos de corrupción en Guatemala.
• El ministro de justicia, no quiere cárcel para los delincuentes.
• La ministra de agricultura, no quiere a los dueños de las tierras.
Estos seis ejemplos, muestran lo que es Petro, son sus instrumentos para imponer su soberbia voluntad, contra todo entendimiento, razón o argumento válido, no acepta discusión, sabe que con esta clase de gente seguirá manipulando la sociedad colombiana hasta que sea imposible volver, o corregir todo lo que está destruyendo.
Todo parece indicar que el presidente no diferencia la autonomía e independencia en un Estado democrático de los poderes públicos y quiere desbordar la autoridad del poder ejecutivo, colocándose al nivel de regímenes dictatoriales abusando del poder.
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