¿Votar por la izquierda? ¿Votar por la derecha? ¿Votar en blanco? o ¿acabar con la corrupción?
Postillas de coyuntura - 002/22
Bogotá, febrero de 2022
En las actuales circunstancias y en la carrera desenfrenada por alcanzar curules en el legislativo y obtener la Presidencia, hay una masa grande de la población que desea soluciones a la problemática social del país.
Nos encontramos en la disyuntiva si continuar con el sistema político-económico actual o si cambiamos a proyectos denominados social democráticos con sentido popular.
Es muy curioso que, con el actual sistema político-económico, dirigentes denominados líderes de la izquierda, que han sido elegidos dignidades públicas administren los recursos públicos de la misma forma que lo hacen los dirigentes denominados de derecha a quienes critican; reparten contratos, dádivas y prerrogativas a grupos y personas que sean leales y afectos a sus preferencias.
La oferta política actual se denomina líderes de izquierda y líderes de derecha, como todas las ofertas de mercado ofrecen lo habido y por haber, al precio más barato, con financiación y fácil adquisición. Pero cuidado, algunos hemos comprado una que otra oferta de productos por televisión que parecen una cosa y resultan siendo otra, para darnos finalmente cuenta de que hemos sido engañados. De de esa misma manera, la izquierda está vendiendo un país igual para todos con oportunidades para todos, la derecha está vendiendo un país con igualdad de oportunidades para todos, la izquierda vende una nación colapsada e inviable, la derecha vende un país con oportunidades y posibilidades a futuro, la izquierda vende paros, destrucción, desorden, desobediencia, acabar, desaparecer la fuerza pública, la derecha ofrece, respeto por lo público, respeto por las instituciones, respeto por la fuerza pública, respeto por los mayores, en fin, las ofertas están a la vista; una izquierda que quiere el poder para imponer modelos tipo dictaduras de corte social comunista, y una derecha que desea continuar con el poder repartiéndose las arcas públicas.
Pero ¿quién ofrece una lucha frontal, real, efectiva contra la corrupción? Es tan letal y profunda la corrupción en nuestro país, que ya ni siquiera se preocupan los políticos por incluirla en su oferta política como solución, unos y otros la comparten y conviven con ella. El detalle aquí es que la corrupción es una enfermedad como el cáncer, que requiere para su cura de tratamientos largos y costosos, en donde la demora para iniciarlos puede ocasionar un pronto desenlace fatal. Resumiendo, sobre el tema de la oferta política, se puede decir: que la izquierda nos está tratando de vender a una Colombia inviable, fracasada por un modelo económico que privilegia a pocos y maltrata a la mayoría, y una derecha que pretende sostener el actual modelo económico, desprestigiando a los anteriores gobernantes de derecha y diciendo que ahora si lo van a hacer bien
El principal problema en la realidad está en que se debe cuidar el modelo económico, para ello, hay que mirar a Europa, Norte América y Asia, que cuentan con modelos económicos como el nuestro: inclinados al libre comercio, respeto a la propiedad privada, economía de mercado, intervención moderada del estado o gobierno de turno, democracia y libertad de expresión. Vale la pena tener presente que en países como Francia, Alemania y España por nombrar algunos, tienen y han tenido gobernantes de izquierda, pero ninguno ha cambiado el modelo económico, también hay países como Rusia o China, donde lo más puro y profundo del comunismo ha fracasado y han saltado a modelos por decirlo mixtos, combinando la economía de libre mercado con la fuerte intervención del gobierno, porque tocar el modelo económico para el país implica que se afecta la libertad de construir capitales propios, pues se elimina la propiedad privada. Esto conlleva a que, aunque las personas se esfuercen en educarse y trabajar, no tienen la posibilidad de surgir más allá que otro, y quienes han logrado con trabajo y dedicación obtener sus capitales, se ven abocados a perderlas en aras de un sistema igualitario que privilegio a los menos esforzados. Esto empobrece sin lugar a duda el desarrollo económico y social de todos los colombianos, pues, no se trata entonces de cómo surgimos todos, sino de cómo nos empobrecemos todos.
En conclusión, Colombia no es una nación fracasada, es un país con problemas que debe priorizar y atender, es cierto y válido que ha habido un desgaste inmenso de la sociedad, hay hambre, desequilibrio y desigualdad, hay privilegios, favorecimientos, injusticia, pero, también los hay en Suecia, Noruega, Estados Unidos. Los problemas sociales, por desigualdad, y la solución a esos problemas y los múltiples problemas socioeconómicos que tenemos aquí y allá, no se resuelven cambiando el sistema económico, se resuelven con compromiso, involucrándonos todos en la cosa política, ejerciendo nuestros derechos como veedores públicos, mejorando y corrigiendo el ejercicio de la política en Colombia Como reflexión final, no puede ser posible que el mal se junte con el mal, los malos y los corruptos se junten y que ellos sean los que nos gobiernen, no hagamos parte de la corrupción pasiva, convirtámonos en parte activa de la vida política colombiana, con visión en unas instituciones políticas y economías inclusivas1 . Así, podremos evitar que Colombia fracase, vote con sabiduría e inteligencia, que del futuro del país todos somos responsables.
1 Por qué fracasan los países, D. Acemoglu; J. Robinson, editorial planeta 2020
Excelente artículo.