Postillas de coyuntura - 041/23
Bogotá, octubre de 2023
Empezaba su mandato como alcaldesa de capital de la República Claudia López elegida por una cantidad de votantes que no representan la mayoría de los ciudadanos, sino la mayoría de los sufragantes alcanzó ese cargo tan importante, con grandes retos para alcanzar, entre los más necesarios estaba la seguridad de la capital.
La protección de los derechos civiles y libertades públicas es considerada en el país, como un derecho según la Constitución Política, y es de responsabilidad de las diferentes autoridades civiles y de policía brindar tal protección a los ciudadanos, pero así sea este derecho una obligación para estos servidores, no se logra dar, deben los alcaldes disponer de los medios necesarios para contribuir a suplir las necesidades de seguridad en la ciudad bajo su responsabilidad.
La policía como institución es responsable de hacer cumplir la ley y mantener el orden público, pero no tiene el encargo de remover las causas de los delitos. La remoción de las causas de los delitos es una tarea que recae en el sistema judicial, en las autoridades administrativas de policía y en la sociedad en general.
El Plan Distrital de Desarrollo 2020-2024 “Un nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del Siglo XXI”, en cuanto a los temas de seguridad, los retos estaban enfocados en reducir la tasa de homicidios a 9,9 por cada 100 mil habitantes y disminuir en 10% la tasa de hurto a personas, disminuir en 5 puntos la percepción de inseguridad de la ciudad pasando de 58% a 53%, aumentar en 10% el número de atenciones a mujeres por violencia intrafamiliar en las Casas de Justicia, diseñar la primera fase para la construcción de una nueva Cárcel Distrital para 1.100 internos y fortalecer el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4). En ningún momento fueron contemplados como uno de los propósitos fundamentales.
A partir de ese plan de desarrollo donde la seguridad no era contemplada como uno de los 5 grandes propósitos, pero si mencionada, a través de la secretaria de seguridad y convivencia desarrollaron lo que identificaron el programa “Una Bogotá Sin Miedo” y desde esa instancia lo consideraron como uno de los propósitos que se había trazado la alcaldesa Claudia López.
Unos hechos
Para el inicio del periodo cómo alcalde de Bogotá, Claudia López Hernández rechazó la utilización del ESMAD frente a los disturbios generados por los diferentes actores que reclamaban el derecho a la protesta, se vieron afectados los derechos de la población civil y uniformados. La policía como autoridad encargada de restablecer el orden en los lugares afectados, fue obstaculizada en cumplimiento de su deber y esto llevo a que los daños en propiedad pública y privada fueran extremos; hubo el número más alto de policías heridos que se conozca históricamente en una protesta, y hubo heridos y muertos civiles, de parte y parte. Quienes orquestaron y organizaron la mal llamada “protesta social”, apoyada por senadores que en forma irresponsable incendiaron la ciudad.
Pasado mucho tiempo y como si despertara a su realidad como alcaldesa entendió que era necesario utilizar la fuerza para restablecer el orden en la ciudad, se le había olvidado su obligación de preservar el orden, y de velar por la seguridad de todas las personas de la capital. De pronto, ¡tomo conciencia de la destrucción de la ciudad, y entendió que debía trabajar con las autoridades de policía y no estar en contra de los diferentes procedimientos que debían ejecutar para restablecer el orden en la Capital!
El manejo de dialéctica donde ante aspectos positivos de seguridad se presentaba como la primera autoridad de policía, proclamando el éxito o logros a su favor; asimismo cuando se presentaban situaciones en aspectos de seguridad desfavorable descargaba la responsabilidad y culpabilidad en la institución policial generando vacíos en el liderazgo de los temas de seguridad y el apoyo que requiere los funcionarios de la policía al servicio de la ciudad capital.
Pero pese a haber entendido que los procedimientos de policía obedecían a protocolos ya establecidos, este conocimiento no fue suficientemente claro para seguir generando un apoyo permanente a las autoridades de policía.
En el tiempo ya recorrido no logró conocer las bondades de una institución policial de tipo nacional al servicio de la comunidad durante las 24 horas del día, los 365 días del año, que trabaja sin importar condiciones de tiempo modo y lugar; hombres y mujeres que sirven a una comunidad, y esperan acertar en las decisiones que frente a situaciones de conflicto permanentemente tienen que atender.
Es la hora aún en que los policías de la metropolitana de Bogotá tienen que efectuar patrullajes bajo difíciles condiciones de clima y tiempo en motocicletas sin espacios para depositar o transportar elementos del servicio que, como primeros respondientes ante el sistema judicial de la nación deben disponer, cuando se ven abocados al aseguramiento de escenas de delito, fijación de evidencias e identificación de posibles testigos.
La funcionaria, permanentemente critica la escasez de talento humano al servicio de la institución policial pero no da muestras de sensatez, economía y buen uso de recursos tanto humanos como materiales en torno a su seguridad personal.
La ciudad cuenta con alguna tecnología al servicio de la seguridad, pero faltan más desarrollos tecnológicos de apoyo al servicio policial. El equipamiento implementado no es el suficiente para convertirse en herramientas útiles y prioritarias en los resultados y la percepción de seguridad que la ciudad capital debe generar.
Considerando la ciudad como una metrópoli tanto por extensión territorial, la cantidad de habitantes y centro generador de la economía del país, no se contempla ningún tipo de beneficios por parte de la administración para el personal asignado a la actividad policial en la ciudad capital. La no existencia de vivienda fiscal distrital en proximidades de las estaciones de policía que redundarían en la disminución de lapsos para la iniciación y terminación de servicios, facilitándole tiempo de calidad para compartir con su núcleo familiar, serviría referente para mejorar el servicio policial.
Las falencias identificadas
La negación de la autoridad de los policiales por parte de la primera autoridad administrativa de la ciudad y la deslegitimación de su función, dificulta el ya difícil trabajo que tienen que desarrollar estos servidores de la comunidad, que atienden a llamados de la sociedad cuando ven vulnerados sus derechos y libertades...
Se olvida cuando le conviene a la primera autoridad de policía de la ciudad que la institución policial cumpla su función de investigar y detener a los sospechosos de cometer delitos, pero no puede eliminar las causas subyacentes que llevan a la comisión de delitos.
El tema de seguridad en la repartición del presupuesto dentro del plan de desarrollo tuvo el séptimo lugar entre 15 ítems propuestos. Adicional a ello ese presupuesto a su vez es subdividido para temas de justicia, manejos de centros de reclusión o retención transitoria, y otras instituciones de apoyo a la seguridad como ejército cuerpo técnico de investigaciones dirección nacional de protección etc.
Otra parte de este presupuesto se ha invertido en pagos de nóminas de gestores civiles de convivencia y otros quehaceres que, si bien están relacionados con la seguridad, no son la esencia del servicio que presta la policía.
Se ignoró que la policía puede trabajar con otras agencias gubernamentales y organizaciones comunitarias para abordar las causas subyacentes de los delitos, como la pobreza, la falta de educación y el acceso limitado a servicios sociales básicos.
Culmina su cadena de desaciertos en temas de seguridad fomentando y apoyando la creación de una nueva Policía de carácter municipal, desconociendo que la policía no puede ser un títere de los administradores municipales, como si ello fuera simplemente quitar y poner.
En vez de pensar en crear seudo policías ¿qué ha hecho por el bienestar de los policías que prestan su servicio en Bogotá?
En vez de proyectar la adquisición de medios tecnológicos de apoyo al servicio de seguridad ciudadana, prefiere fraguar el montaje de una institución paralela a todas luces más costosa en funcionamiento que la Policía Metropolitana. La alcaldesa pareciera desconocer el tiempo recorrido de una institución centenaria y profesional en el servicio de policía, pues todos sus funcionarios son profesionales debidamente acreditados como tales por el ministerio de educación.
La seguridad ciudadana no se improvisa ni puede ser usada para fines políticos
La seguridad ciudadana es la respuesta de las autoridades al clamor de la sociedad de vivir en paz usufructuando sus derechos y libertades.
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