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LA OPRESIÓN DE UN PUEBLO (FRACASO DE CORRIENTES POLÍTICAS)

Postillas de coyuntura - 016/24


Bogotá, octubre de 2024


 

Antecedente

El término “La opresión de un pueblo”, se refiere a la situación en la que una comunidad o grupo social es sometido sistemáticamente a condiciones de injusticia, explotación y privación de derechos por parte de un poder dominante. Eso no lo queremos para nuestra patria.


Cerca del 60% de la población colombiana está entrando en momentos de desasosiego e impotencia frente a lo que está ocurriendo en el diario transcurrir de nuestro país. Se percibe una sintomatología de opresión donde sus principales características están al orden del día:


  • En el campo político reacciones del primer mandatario y su círculo de poder con acciones de restricción de las libertades civiles, aunque en el discurso se diga lo contrario. Hostigamiento y agresiones a la oposición a través de las identificadas “bodegas petristas”, continuos ataques a la prensa libre y uso parcializado de los canales oficiales de comunicación y un sinnúmero de falacias, están en el orden del día.


  • En el campo económico, abuso en el tratamiento de las desigualdades económicas extremas, para atacar a los generadores de capital y presentarlos como los enemigos a derrotar y bienes a desplazar, sin importar que el país entre en crisis, por el mal manejo del discurso y las finanzas oficiales.

El ejemplo del vecindario así no lo muestra donde un pequeño grupo de afectos al gobierno controlan la mayoría de los recursos, mientras que la generalidad siente la pobreza.

  • En el campo cultural, se trabaja para imponer una contra cultura alejada de los valores y principios de nuestra nacionalidad, buscando cambiar o alterar nuestra historia republicana, símbolos patrios que identifican nuestra nacionalidad, supuestamente para proteger lenguas, tradiciones, prácticas culturales de grupos minoritarios étnicos que no son ni han sido oprimidos, pero que para sus efectos les beneficia.

  • En el campo social: Impera la perorata de discriminación y marginación de grupos sociales tradicionales, para fortalecer otros basados en raza, género, orientación sexual, entre otros.


Una realidad que estamos viviendo

El despotismo del gobierno del presidente Petro no se detiene. No piensa que la tiranía lo llevará al rechazo y odio social, como lo han vivido los hermanos venezolanos y de otros países. Serán muchos los que no se manifiestan o lo reclaman públicamente, pero su silencio que no necesita ser violento está ahí. Se les olvida a quienes hoy gobiernan que empeñaron la palabra para ser elegidos y el incumplimiento de esas promesas los hará cometer errores irreparables para el desarrollo del país.


El gobierno central no puede estar reprimiendo las clases sociales aduciendo que son necesarias las reformas tributarias y que estas solo afectan a los más pudientes.

Esta es una premisa falsa, ya que el alza de los combustibles, el incremento de los impuestos, afectan a toda la sociedad, pero en especial a los de más bajos recursos.

  • No es cierto que los estratos bajos de nuestra población no tienen un vehículo o al menos una moto, para su movilización y trabajo.

  • No es cierto que impuestos como el 4 x 1000 que pretenden llevar al 5 x 1000 tan solo afecta a las clases altas.

  • No es cierto que las familias que pretenden adquirir una vivienda de interés social no tengan que pagar impuestos y registros.


El Gobierno no necesita simulaciones y engaños para los colombianos que, ante evidencias de la cotidianidad, entiende en forma clara que los dineros recaudados por sus impuestos están engrosando las arcas de unos pocos en el círculo de poder y engrandeciendo a los grupos criminales los cuales no cumplen con las intenciones y “buenos oficios” para que no continúen delinquiendo en el País.

  • ¿Acaso dejaron de extorsionar los grupos guerrilleros?

  • ¿Acaso dejaron de atracar los delincuentes en las calles y están tranquilos esperando cada mes que les llegue la mesada prometida?

  • ¿Acaso dejaron de expandirse las organizaciones delincuenciales y los grupos guerrilleros?

No, por el contrario, los delincuentes cada día exigen más de los gobiernos que alcahuetean a los que deben estar en la cárcel ojalá aprendiendo algo bueno, para que después de que cumplan su sanción social por su actuación ilegítima que a lo mejor ha dejado víctimas fatales, puedan llegar a ser útiles en la comunidad.


Tres porque y un no justo

El sentimiento nos lleva a formular:

  • Porque se debe creer en personas que dicen quieren cumplir la constitución, solo si le favorece a sus intereses.

  • Porque se debe creer en personas que dicen acatar el orden jurídico, tan solo si es su favor o de sus intereses particulares, pero en el momento que se revierte, como lo han hecho por años, comienzan a atacar los fallos judiciales públicamente y a torpedear su ejecución con recursos jurídicos en algunos casos identificados como “leguleyadas” que retardan su inmediato cumplimiento.

  • Porque en vez de apoyar y patrocinar delincuentes, vagos y desadaptados sociales, no ayudar y favorecer al ciudadano honesto y correcto que le ha servido al país, trabajando por su convicción, principios, valores y buenas costumbres.

  • No es Justo vivir en un estado al servicio del delito y el delincuente. La justicia requiere de acciones lógicas, humanas y no contrarias a lo legítimo.


Breve conclusión

La lucha contra la opresión a menudo implica movimientos sociales y políticos que buscan justicia, igualdad y el respeto de los derechos humanos. El ejemplo típico lo tenemos en la obra del autor español Lope de Vega:  “Fuenteovejuna” que narra cómo un pueblo se une para rebelarse contra la tiranía de su señor feudal.


Ojalá no tengamos que llegar a extremos y la democracia colombiana con sus poderes y contrapoderes funcionen como lo prevé la carta magna, para el bien de todos los que amamos este terruño.

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