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ANTE LA AUSENCIA DE VERDADEROS VOCEROS Y REPRESENTANTES DE LA COMUNIDAD,

EL ELECTOR PRIMARIO SE PRONUNCIA.

“MARCHA NACIONAL”


Postillas de coyuntura - 030/22


Bogotá, octubre de 2022


 

 

En dos meses se han realizado tres convocatorias nacionales en las grandes ciudades y pequeñas poblaciones de nuestro país, a las que han asistido más de 5 millones de colombianos para expresar su inconformidad por la forma como se está gobernando y seguirán más eventos de esta magnitud.


Alianzas perversas

Cuando ejercemos nuestro derecho al voto elegimos nuestros dirigentes en el poder ejecutivo y nuestros representantes en el poder legislativo, aspirando a que sean coherentes y conscientes con relación a las propuestas que los llevaron a obtener el favor del electorado.


Lo que hemos observado los colombianos en estos primeros meses del nuevo gobierno es que el Poder Ejecutivo, ha buscado alianzas con las mayorías que hacen parte del Poder Legislativo, para el logro en corto y mediano plazo de su visión de estado y sus propósitos ideológicos; alianzas que para nada son una garantía democrática en la búsqueda de objetivos y resultados positivos en el desarrollo de un país como Colombia, que ha enfrentado decisiones equivocadas de políticos que pensando en sus propios intereses olvidaron lo que verdaderamente es importante y necesario para la nación.


Lo que se está debatiendo casi a pupitrazo limpio por parte de las coaliciones entre partidos políticos y congresistas voceros de la gran mayoría de colombianos, son: reformas tributarias, pensionales, laborales y legislativas, incluyendo una peligrosa reforma al código electoral, que buscan obtener ventajas políticas, económicas y financieras, pretendiendo dar soluciones a problemáticas que no cuentan con el aval de la mayor parte de la sociedad colombiana.


La unión para la aprobación de proyectos legislativos debe apartarse de pactos peligrosos y de destrucción de principios y valores comunes a los ciudadanos en una nación. Es decir, no se puede ir en contra de unos para favorecer a otros, pues se rompe el equilibrio y esto va en contra de quienes ha aportado al país pagando impuestos, dando empleos y ayudando en la labor social que el mismo Estado con sus propias instituciones no ha cumplido, justificando su omisión y negligencia en la falta de recursos financieros como excusa perfecta para la imposición de mayores impuestos, y más cargas impositivas sobre los mismos gravámenes sin importar su resultado final.


Las decisiones del ejecutivo y el legislativo han mostrado intereses por lo suyo, no por lo que el país requiere. Ya parece normal que para la aprobación de los proyectos se cuente con dádivas, favores políticos o “mermeladas”, que rompen y corrompen la funcionalidad de los poderes del Estado. Este tipo de argucias conllevan a la destrucción de la sociedad, por cuanto, los ciudadanos deben vivir con la falta de ética de sus dirigentes.


El estudio de las ideologías políticas señala que la forma de pensar y desarrollar los derechos y deberes ciudadanos nos puede enmarcar en determinada corriente política. Pero cuando las instituciones políticas (partidos) no evolucionan o se desentienden de su electorado y no están a la altura del momento y circunstancias, el constituyente primario entra a tomar acciones directamente, como es el caso actual de nuestro país.


El derecho constitucional señala porque estamos organizados como nación y es allí donde se establece los derechos y obligaciones. Cuando aceptamos estas normas aspiramos que todos las conozcan y respeten.


El derecho administrativo nos enseña cómo funciona un Estado social de derecho y aspiramos que todos los servidores públicos que han prestado un correcto juramento para el cabal ejercicio de sus funciones cumplan con las obligaciones y funciones de su cargo.


Se espera que los dirigentes escogidos por voto popular independiente de la ideología política que tengan lleven a buen puerto nuestro país con su visión ideológica, dentro del marco de la Constitución Política de Colombia y que no afecten los logros alcanzados como estado social de derecho.


De otra parte, los representantes de la ciudadanía, con votos logrados por convicción de un ideario y derrotero partidista que representa los intereses particulares y generales de una comunidad, considerados como propios por sus votantes, deben encarnar los intereses de sus representados y mediante el debate civilizado, buscar siempre lo mejor para el país.


Democracias maduras nos muestran cómo se puede convivir y como lo fundamental es el bienestar del ciudadano. Si un ideario o propuesta fracasa, se da paso al costado y se busca el bien de la sociedad y no el particular de un ideario político.


Desafortunadamente estamos ante una visión de quien ostenta el poder ejecutivo, que es la de un ideal político o la forma personalizada de un populista para perpetuarse en el poder, a quien poco o nada le importa lo que por siempre ha sido importante para la mayoría de los colombianos.


Principio mayoritario y mandato de la minoría

La perspectiva política de la izquierda es y ha sido la reacción en contra de la derecha y se ha centrado siempre en un concepto de emancipación que significa liberación o más bien liberaciones de tradiciones y costumbres, las que son consideras trabas del pasado; buscando ejercer en realidad un poder arbitrario sin limitaciones de ningún tipo en donde la política emancipadora es una política sobre los azares de la vida su fin es incrementar la autonomía de la acción.


Pero ocurre que en las “Revoluciones sociales”[1] de nuestra época los términos derecha, izquierda, han dejado de tener el significado que poseían antes y ambas perspectivas políticas están agotadas. El desarrollo social moderno ha imprimido nuevas dinámicas tanto individuales como colectivas de como relacionarse con el mundo sin tener que centrarse en una ideología en concreto. Se busca el bienestar social sin importar la corriente de pensamiento a través de acciones y hechos precisos que hagan fácil y prospera la vida en comunidad.


Estamos viviendo en un mundo de incertidumbres fabricado en los riesgos globales, muy diferente a como se desarrollaron las sesiones del poder del siglo XX. Algunos de estos tienen grandes efectos negativos para la sociedad, y los están haciendo sin distinción de ubicación geográfica, razas, creencias religiosas, y cultura política.


Es por esta razón que se hace imperioso el ejercicio de liderazgo de una nación alejado de intereses partidistas, de viejos vicios políticos, donde el bienestar de las personas realmente importe y prevalezca un gobierno que satisfaga los intereses de todos.



Lo que no entendemos los colombianos

Varios gobiernos intentaron hacer La paz con grupos subversivos y paramilitares, y si bien hubo desmovilización de algunos de sus miembros, surgieron grupos de delincuentes o bandas crimínales que todavía mantienen políticas de rebeldía y violencia contra los gobiernos que han pasado. Pues, ellos no tienen una causa en favor del pueblo, sino que escogieron como estilo de vida, el secuestro, la extorsión, el vandalismo, el abuso de las mujeres, la corrupción de menores y otros crímenes por los que no han pagado y esperan ser indultados o perdonados. Ellos no reconocen sus delitos, y no les interesa la restauración a sus víctimas, pues, carecen de los principios y valores de los ciudadanos de bien.


¿Por qué se crean y establecen más impuestos? Está no es la solución para mejorar este país, se necesita una justicia efectiva que aplique con mano firme sentencias contra la corrupción administrativa en todos los entes del Estado, y las entidades privadas que se aprovechan cobrando e incrementado sus costos, lo que finalmente termina perjudicando a los colombianos.


¿Por qué se continúan dando y ampliando cargos burocráticos para pagar apoyos de campañas electorales?

Esto solo demuestra que se mantiene las viejas costumbres politiqueras de nuestro país. Se observa con asombro como este gobierno derrocha el dinero de los colombianos.


Acciones políticas

El desarrollo de los partidos está ligado al de la democracia, es decir a la extensión del sufragio popular y de las prerrogativas parlamentarias; situación que no se está visualizando en nuestro entorno, donde los parlamentarios que han captado la atención de sus electores, por sus propuestas y posiciones frente al Estado Social de Derecho, no están aparentemente defendiendo los intereses de sus electores, si no buscando beneficios particulares en decrecimiento del bien de su colectividad, que no se siente representada, ni ve crecer sus posibilidades, pero si perder su independencia.


Para muchos de los colombianos su interlocutor válido no está en el Congreso, se sienten abandonados por los lideres de los partidos tradicionales, pues, simplemente se unieron al gobierno de turno bajo sus intereses particulares y no patrióticos, así, parece que nada ha cambiado en la clase política corrupta que ha llevado al país al caos; solo ha cambiado el nombre de quien gobierna, pero las practicas politiqueras son las mismas de los partidos tradicionales.


Conclusión

Aspiramos que el gobierno de turno demuestre amor por el país, sus gentes, costumbres y valores, que aprecie las riquezas con las que cuenta y busque siempre mejorar la seguridad de todos los colombianos, pues, se espera de un buen gobernante que los intereses de sus gobernados estén por encima que los de él. Que reconozca, escuche y proteja al ciudadano, que no destruye, ni vandaliza, que cumple con las leyes de convivencia social y que protesta respetando el derecho de los demás, que no paraliza la actividad normal del país y que exige orden y respeto por la institucionalidad y rechaza a la anarquía de violentos y transgresores de la ley.

[1] Más allá de la izquierda y la derecha el futuro de las políticas radicales Antonio Giddens, Editorial Catedra. 1996

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