Hasta el 7 de junio los días de “protesta social pacífica” arrojan un saldo de 1.274 funcionarios de la Policía Nacional de Colombia, lesionados, entre ellos 60 mujeres policías. Tres (3) policiales muertos, Dos (2) más con 20 días de hospitalización y pronóstico reservado. 1.206 de ellos fueron atacados con objetos contundentes; 64 presentan heridas de armas de fuego; 33 con lesiones causadas por explosivos o agentes químicos, 60 mujeres policiales violentadas. Estos números nos indican que algo no está bien, y creo que ninguna policía del mundo soportaría un desgaste en la integridad de sus hombres y mujeres con la disciplina y profesionalismo de esta institución. La policía nacional de Colombia forma parte integral de la vida democrática del país, lo cual le ha generado varios detractores de gran magnitud que saben que para lograr sus propósitos deben minar y acabar con su estructura, pues ella se ha organizado y fortalecido en los últimos 72 años y es sin lugar a duda el soporte de la democracia. No pudo el narcotráfico, la subversión armada, y mucho menos la delincuencia organizada acabar con la institución, porque pese a todas las dificultades que ha tenido que enfrentar, sus integrantes, hombres y mujeres siguen fieles al mandato constitucional de ser garantes de la vida e integridad de los habitantes de Colombia.
Unidades para el control de motines o disturbios, algo de historia Durante el gobierno del General Rojas Pinilla, se dio una reorganización y reestructuración de la institución. En ella se constituyó y desarrolló una “Compañía de lanza aguas”, con vehículos alemanes, con los que opero hasta el año 66, cuando prácticamente por sustracción de materia y falta de repuestos pasaron a la historia.
Adicionalmente contaba la institución con algunos cascos y escudos de malla, que eran empleados por el personal de vigilancia agrupado para atender situaciones especiales de desorden social. En la década de los setenta comienza un periodo de agitación estudiantil especialmente en la capital del país, que obligó a la conformación de una unidad de “Fuerza Disponible” como dispositivo de reacción y apoyo a las unidades policiales, inicialmente en la policía de Bogotá y su posterior difusión a otros departamentos de policía. Esta unidad fuera de la atención de desórdenes estudiantiles que generalmente se desarrollaban exclusivamente en los alrededores de la Universidad Nacional y eventualmente en la universidad Distrital, apoyaba servicios especiales de policía, como espectáculos públicos, eventos deportivos, plaza de toros, y servicios por el estilo. También hacia planes especiales de presencia en sitios vulnerables de la ciudad o con estadísticas delincuenciales en ascenso. La unidad fue dotada con vehículos antimotines y lanzadores de agua de fabricación brasileña con licencia de la marca Mercedes Benz, y estaban ubicados en Bogotá, Cali y Medellín. Los conflictos sociales iban en aumento, las ciudades crecieron desaforadamente y ya estas unidades de Fuerza Disponible no daban abasto con la multiplicidad de servicios, por lo que se hizo prioritario organizar y crear una unidad especializada para esos fines. Desde el año de 1985 la institución había enviado oficiales a otros países a conocer la organización, dotación de unidades antimotines y se tomó el modelo que se implementó de la policía de Francia.
Francia cuna de los derechos del hombre en la década de los sesenta del siglo pasado, enfrentó uno de los momentos más difíciles en lo que ellos conocen como la V República. Después de esa experiencia organizaron policialmente las Compañías Republicanas de Seguridad “CRS” y los Escuadrones móviles de Gendarmería, como entes policiales especializados para el control de multitudes y servicios especiales en las diferentes ciudades. De esta experiencia internacional, nace la organización y creación del ESMAD en el año de 1996. Este recuento histórico para señalar que el ESMAD, no es algo improvisado o producto de situaciones del momento. Es un desarrollo que se dio de acuerdo con las necesidades para el mantenimiento de la tranquilidad y el orden en el país. La policía ha implementado el ESMAD procurando mantener estándares de calidad, eficiencia y buena atención de los requerimientos de seguridad a lo largo y ancho del territorio nacional.
Que se tiene ahora Una unidad altamente especializada para el control de multitudes, con medios de protección corporal, equipamiento anti-flama, armamento no letal, vehículos antimotines y capacidad de movilidad. El trabajo especializado y profesional es tan eficiente, que la unidad se convirtió en el blanco de las críticas y objetivo de desmonte por parte de las personas no amantes del orden social.
El número de escuadrones móviles antidisturbios para el territorio, población y situaciones de descontento social debería ser mayor, con mejores equipos, y mayor número de personal, desafortunadamente el país tiene otras necesidades de orden social en las que también se debe invertir, lo que dificulta en un momento dado la implementación, dotación y empleo de más de estas unidades especializadas cuando las circunstancias en realidad lo requieren.
Trabajo de desprestigio
El principio de autoridad es básico para el orden ciudadano. El ciudadano debe respetar y acatar la autoridad, pero cuando esto no ocurre y se presenta el enfrentamiento violento, enceguecido, vandálico, los cascos y escudos no son suficientes. Hemos visto imágenes crudas y muy fuertes del irrespeto a la autoridad, donde escuadras de policiales con casco y escudo son acorraladas, escupidas, ultrajadas, atacadas con piedras, garrotes, bombas incendiarias, cuchillos, ácidos y toda suerte de elementos para causar daño a su integridad personal y menoscabar la autoridad que representan. Hábilmente las reacciones de uso de fuerza legitima del estado por parte del “ESMAD” son difundidas sin contexto y generando toda suerte de comentarios, difamaciones y mal querencias por las redes sociales, en donde se ha incitado al odio y la violencia. La herramienta del siglo XXI las redes de comunicación son utilizadas para generar el caos, la confusión y el desorden
Titulares escandalosos...
es el afán de la noticia De otra parte, la prensa tradicional, habida de información y poder estar a tiempo con las redes sociales, pierden la objetividad y en su afán de informar para vender, no alcanzan a vislumbrar el daño que al orden del estado están ocasionando.
Lo que está contra el estado de derecho es lo que vende. Aparecen en imágenes editadas y convenientemente tomadas solo una parte de la historia, o incluso como se ha podido observar de actuaciones teatrales sobre eventos que en realidad no suceden, en donde se ven incautos y desprotegidos ciudadanos agredidos en sus derechos por la fuerza pública. Los voceros y comunicados oficiales no tienen eco: “Nos están ocultando la verdad”. La imagen descontextualizada es la que vende y hace noticia. El país no importa, es mi trabajo, mi puesto y por qué no un premio periodístico.
Los verdaderos generadores del descontento escondidos
Sin importar el color, azules, rojos, verdes, amarillos, buscan los pendientes de donde puedan sacar partido, expectantes al mínimo error de la autoridad para ganar puntos a favor. Todo lo hacen en favor de sus mezquinos intereses, sin importar la realidad social, el dolor del pueblo enfrentado y el cansancio de no lograr cambios en su situación de ya difícil y desesperanzada. Esta actitud expectante tiene su costo político que saben de antemano quien lo debe pagar, la fuerza pública, en este caso representada por la Policía y específicamente por la Unidad antidisturbios (ESMAD). Salen de su cómodo sillón donde han sido espectadores para sindicar y demandar sanciones ejemplares por el uso excesivo de la fuerza de los policías y piden para ellos condenas, sin importarles que haya una investigación o juicio; muchos se creen con el derecho a ejercer la justicia desde los medios de comunicación, y con su presión mediática influyen incluso en la toma de decisiones por parte de las autoridades judiciales. Poco bien le hacen este tipo de posiciones a la salud de la democracia que dicen representar. Sus intereses fueron tocados por eso no respaldan la legitimidad el estado. Lo bueno se vuelve malo y lo malo es bueno Nadie se pregunta si los policías son seres humanos. Nadie se acuerda que ellos tienen que descansar, alimentarse, tienen obligaciones de cabezas de familia, no… eso no importa. ¡Que cumplan para eso les pagamos! Son más de 40 días de esfuerzo continuo, de noches lejos de casa, tirados a la vera del camino, comida de ración, que no sabe a bueno. Y para el colmo, Dios no quiera, tener un mal momento y terminar como villano. Del otro lado personajes violentos que no les gusta que los llamen así, si no líderes sociales, reivindicador de derechos, mientras están en la gavilla muy valientes y duros agresores y destructores de bienes públicos y privados. Cuando son identificados, conducidos y capturados para responder por sus actos, son víctimas del abuso policial, buenos jóvenes, estudiantes casi todos ellos, así tengan más de cuarenta años y nunca hayan terminado nada, victimas del desempleo y la ausencia del estado, pero no reconocen que están siendo apoyados y alimentados por ese estado, del que dicen los tiene olvidados. Muchos de ellos son beneficiarios de subsidios de educación, vivienda y salud que se los da el estado. Un estado que se alimenta de los colombianos bien sean empresarios o trabajadores que pagan impuestos, para ayudar a aquellos que hoy exigen todo y no quieren dar nada. Las madres se acicalan cuando el micrófono y la cámara se acerca, ellas admiten que sus hijos son delincuentes, pero dicen sobre ellos “pobrecito me salió rebelde y tengo que apoyar su rebeldía, para que mi nieto no salga delincuente”. Como dijimos rebeldía pagada por el estado porque esa madre forma parte por lo menos de uno de los muchos programas asistenciales del estado. El problema no es la policía, la verdad es que el descontento social ha existido desde los inicios de la república, y lo que no se ha arreglado en más de doscientos años, no se va a arreglar en medio de una pandemia y de una recesión económica como la que se está atravesando. El descontento social que existe se da por muchos motivos como promesas no cumplidas o cumplidas a medias, corrupción en alta escala de la clase dirigente, ausencia de líderes responsables y comprometidos con la democracia. Lo que es aprovechado por oportunistas que manipulan a las personas para incrementar sentimientos de odio hacia todo lo que representa al estado que de una u otra manera ha cobijado a todos los colombianos y a los extranjeros que habitan en el país. Que lejos esta Colombia de los países del primer mundo Los disturbios sociales afectan la integridad de los policías en todo el mundo, y si bien esto hace parte de sus riesgos profesionales, no por este motivo dejan de ser seres humanos que también requieren protección. Ellos están dispuestos a dar su vida si es necesario por los ciudadanos de su país, así que por lo menos las leyes deberían darles garantías frente a los desmanes de una turba desenfrenada. La invitación es a poner los ojos en aquellos que llevan más experiencia y han dado pasos en ese sentido, como: - Francia: A raíz de los disturbios de los chalecos amarillos el gobierno francés presento una ley que apoya y respalda los procedimientos policiales y la integridad de sus policías. - Inglaterra: Tiene en curso una ley para garantizar la atención de los disturbios que se están volviendo más violentos y pueden atentar con la integridad de sus policías. En Colombia mil doscientos setenta y cuatro (1.274) policías han sido lesionados, pero es la institución, sus hombres y sus mujeres los culpables de todos los problemas sociales heredados del país. ¡Así, que, con reformarla, reestructurarla y desintegrar las unidades antimotines, Colombia soluciona todos sus problemas ¡
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