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¿CUÁL SERÁ EL SIGUIENTE PASO DE LOS COLOMBIANOS?

Postillas de coyuntura - 015/22


Bogotá, junio de 2022


 

A dos jornadas electorales han asistido los Colombianos, en los últimos 60 días, dentro de un ambiente de relativa tranquilidad y seguridad. El reporte de incidentes de perturbación al orden ciudadano por parte de las autoridades es el más bajo de los últimos 20 años y la zozobra o intranquilidad se traslada a eventos del quehacer político a cargo de entes que tiene reglados sus procesos y procedimientos los cuales han sido ampliamente auditados por observadores nacionales e internacionales con reportes que dejan muy bien librado el conjunto del sistema electoral del país.


Culminada la primera vuelta electoral para la Presidencia de la república, nos preparamos con optimismo a la participación en una nueva jornada electiva para considerar al mejor de los candidatos y una vez más a través del ejercicio del derecho al voto decidir quién va a ocupar la posición de liderar nuestro país fortaleciendo nuestra democracia y las libertades que anhelan los pueblos.


Los principales objetivos en la carrera política de las últimas décadas han sido: La paz, con diálogos; terminar con la corrupción existente; la inseguridad latente en el territorio, pero nunca llegan a cumplir en forma satisfactoria sus promesas, todo queda en palabras de políticos, incumplidas, engañosas y falaces.


Un elemento común es que no hay conciencia de lo que se dice, ni existe el temor de comprometerse con Dios y el pueblo a resolver los problemas más persistentes en una nación, como lo juran o prometen unos y otros al asumir los diferentes cargos públicos.


Unos interrogantes


· ¿Qué pasa en nuestro país?

· ¿Porque se valen de tantos engaños para lograr sus objetivos más bien personales y no los de la Nación?


La política ha conllevado consigo falsas expectativas ya que en estos momentos no existe totalmente paz, la corrupción es cada vez más desbordante, hay deficiencias en la educación, la salud y el desempleo mantiene cifras altas. Y sumado a todas estas deficiencias muchas entidades del Estado no cumplen con el ejercicio de sus funciones y obligaciones.


Unas evidencias


La lectura de los acontecimientos evidencia a una sociedad cansada de la politiquería, que sigue buscando la paz, asqueada de la corrupción en los estamentos de dirección de la nación y con claridad meridiana de la Colombia que quieren.


Los resultados electorales en la primera vuelta presidencial también nos muestran como practicas electorales muy comunes en otro momento vienen desapareciendo y por ello el resultado ampliamente contrario a determinados intereses o tendencias. Influye en esta nueva realidad las acciones judiciales de pasadas elecciones que evidenciaron y tienen en la red del aparato judicial colombiano a familias o clanes políticos que en otrora mediante practicas mañosas imponían candidatos y nombres y la vigilante mirada de testigos electorales, prestos a denunciar irregularidades en el proceso.


El País en condiciones de ejercer su derecho al voto en el intento de buscar mayores oportunidades de trabajo, educación, salud, seguridad y contrarrestar los problemas sociales, está cansado y saturado de las falsas promesas por lo que la apatía e inconformidad reina y hace que las propuestas de los candidatos no tengan credibilidad hasta el punto de considerar que la solución es no tomar decisiones frente a un ejercicio democrático y abstenerse de votar, cifra que está más arriba del 45% por ciento.


Campañas electorales austeras en su gasto y empleando medios de comunicación alternos, alejados de la gran prensa ganan espacio. Las redes sociales se imponen con mensajes directos, concretos y de impacto. Indiscutiblemente nuevas formas de hacer política sin incurrir en gastos superfluos que el empleo de los medios de difusión tradicionales ocasiona.


Los partidos políticos tradicionales vienen perdiendo vitrina en el imaginario de los electores. Sus postulados perdieron coherencia y ya no hay cohesión entorno a ellos. Se evidencia la decadencia de la maquinaria política, en las elecciones presidenciales no así en las de los cuerpos colegiados.


La respuesta está en torno al “Anti-establecimiento” y todo lo que este en el establecimiento pierde valor como es el caso de quienes durante más de 30 años han vivido de él y hoy proclaman el cambio.


Es indiscutible que en la jornada electoral del 29 de mayo ganó la democracia, el pueblo en un 52% se pronunció y marcó un derrotero frente a la segunda vuelta donde será claro la posibilidad de mantener nuestra democracia dentro del postulado de los padres de la Patria.


Queda como tarea seguir venciendo el abstencionismo y que en realidad sea la mayoría cualificada la que decida quién debe regir el destino de la Colombia de todos, no de una minoría.


La opción del voto en blanco si bien es una oportunidad de cambio y rechazo a las malas prácticas políticas o malas propuestas, no es el camino en esta ocasión. Ya hay un 51% de colombianos que expresaron su opinión, se necesita es que más colombianos avalen una u otra opción de cambio por la salud del país y tranquilidad de quienes habitamos el territorio.



Unas conclusiones


Colombia necesita de una sociedad sincera, con un sólo norte, una bandera donde se quiera una verdadera paz, se corten las debilidades y sean ejecutadas acciones que terminen con todos los problemas sociales y sea una Nación para enseñarle al mundo entero que no somos un país de narcotráfico como se tilda a los colombianos en otros países y que no aparezca Colombia con la impunidad y corrupción más alta en el mundo.


Colombia debe elegir un candidato que no haya estado al margen de la ley, que no haga alianzas con diferentes clases de delincuentes que sus ideas en el plan de gobierno demanden hechos que se cumplan en el país.


Se debe entender que el abstencionismo no es bueno para el país y que se hace necesario elegir el mejor de los candidatos a ocupar la Presidencia de la República.

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