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La Dirección de la Policía Nacional en el actual Gobierno, está cerca a fragmentar su estabilidad y su garantía de columna de la democracia

Postillas de coyuntura - 020/25 


Bogotá, noviembre de 2025


Introducción


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El contexto político actual en Colombia se caracteriza por una marcada polarización, así como por una dinámica de cambios constantes en las instituciones públicas. Desde el inicio del presente gobierno, la Policía Nacional ha experimentado una inusual rotación en su liderazgo, pues ha contado con cuatro directores en apenas tres años y dos meses. Por consiguiente, esta situación refleja no solo la presión política sobre la institución, sino también la influencia de intereses partidistas en la toma de decisiones estratégicas. Además, los nombramientos de directores provenientes de situaciones de retiro y su reincorporación al servicio han evidenciado una carga política significativa, lo que afecta la autonomía y la estabilidad de la policía.

 Por otro lado, la relación entre el gobierno y la Policía Nacional se ha visto tensionada, tanto por percepciones de desprecio institucional como por estrategias que priorizan la intervención política sobre la continuidad técnica y profesional. Como consecuencia, la moral del personal, la credibilidad institucional y la capacidad de respuesta ante los retos de seguridad ciudadana se ven comprometidas, lo que genera preocupación tanto dentro como fuera de la institución.


Aspectos para resaltar

  • Estructura Institucional: La Policía Nacional cuenta con pilares éticos, filosóficos, docentes y operacionales sólidos. Sin embargo, la falta de consolidación en las directrices de dirección provoca desgaste institucional y afecta la dinámica interna.

  • Impacto en la Moral: La moral del personal se ha visto debilitada. Aunque se mantiene la formación de oficiales, la continuidad en el mando se ve permeada por decisiones políticas, ya que varios directores han sido llamados del retiro, lo que evidencia una carga política en sus designaciones.

  • Continuidad y Madurez en el Mando: Si bien se considera positivo mantener la continuidad en los mandos, es importante señalar que no hay crecimiento ni madurez en el alto mando debido a los constantes cambios y reincorporaciones de oficiales retirados.

  • Gestión y Resultados: Las gestiones de dirección no logran resultados verificables en periodos tan cortos. Por ello, se destaca la importancia de procesos prolongados, como los liderados por los generales Serrano, Naranjo y Nieto, que permitieron medir verdaderamente el servicio policial.

  • Valoración de Resultados: Surge la duda de si los resultados actuales de la policía son realmente buenos y si el gobierno los valora adecuadamente.

  • Seguridad Ciudadana: Mantener procesos de seguridad ciudadana se considera esencial en épocas difíciles.

  • Fortaleza y Resistencia Institucional: Se destaca la fortaleza de la institución por su carácter nacional y disciplina; sin embargo, surgen dudas sobre cuánto tiempo podrá resistir bajo las actuales circunstancias.

  • Estrategias de Dirección: Existen evidencias de que el presidente desprecia a la Policía Nacional y que el llamado al servicio de oficiales retirados no constituye una buena estrategia.

  • Crítica a la Reincorporación de Retirados: Dentro de la institución se critica la reincorporación de retirados (‘reencauchados’), ya que debilitan los procesos y retrasan los programas.

  • Desmotivación y Corrupción: Se percibe una desmotivación interna y una sensación de falta de rumbo, lo que podría incrementar la corrupción dentro de la institución.

  • Credibilidad Institucional: Se plantea el reto de cómo recuperar la credibilidad institucional en este contexto de cambios y desmotivación.

  • Impacto en la Moral por Cambios Recientes: Aunque el último cambio puede ser positivo para el general, resulta negativo para la moral de la institución.


Recomendaciones para mejorar la Dirección de la institución baluarte de la democracia

En primer lugar, es fundamental garantizar la estabilidad en el liderazgo, lo que implica limitar la rotación frecuente de directores y apostar por mandatos más prolongados que permitan consolidar estrategias y proyectos a largo plazo. Asimismo, resulta imprescindible despolitizar los nombramientos, priorizando criterios técnicos y profesionales en la selección de directores y evitando, en la medida de lo posible, la reincorporación de oficiales retirados por motivos políticos.

Por otra parte, conviene fomentar la continuidad institucional, promoviendo la formación y el desarrollo de mandos internos, y asegurando una línea de sucesión basada en méritos y experiencia dentro de la propia institución. Además, es recomendable fortalecer la moral y el sentido de pertenencia mediante la implementación de programas de motivación, reconocimiento y bienestar para el personal, con el fin de contrarrestar la desmotivación y el desgaste institucional.

De igual modo, resulta necesario impulsar la transparencia y la rendición de cuentas, estableciendo mecanismos claros para evaluar la gestión de los directores y los resultados de la institución, lo que facilitará la supervisión ciudadana y gubernamental. Por último, es esencial reforzar la autonomía institucional, protegiendo a la Policía Nacional de presiones externas y garantizando su capacidad de actuar con independencia, en beneficio de la seguridad ciudadana y el interés público.

Finalmente, se debe promover la innovación y la mejora continua, fomentando la adopción de buenas prácticas internacionales, la capacitación constante y la modernización de los procesos policiales.


Conclusiones

En conclusión, la Policía Nacional atraviesa un periodo de profunda inestabilidad en su dirección, marcado principalmente por la influencia política en los nombramientos y la reincorporación de oficiales retirados. Como resultado, esta situación ha generado un desgaste institucional que afecta tanto la moral del personal como la capacidad de la organización para consolidar estrategias a largo plazo.

La falta de continuidad y madurez en el mando impide el desarrollo de procesos sólidos y sostenibles, lo que repercute negativamente en la gestión y en los resultados obtenidos. Las experiencias previas, como las gestiones prolongadas de Camacho, Garcia, Serrano, Naranjo y Nieto demuestran que la estabilidad en el liderazgo es clave para medir y mejorar el servicio policial.


Por otra parte, la desmotivación interna y la percepción de falta de rumbo incrementan el riesgo de corrupción y dificultan la recuperación de la credibilidad institucional. Además, la tensión entre el gobierno y la Policía Nacional debilita la autonomía de la institución y pone en entredicho su capacidad para responder eficazmente a los retos de seguridad ciudadana.

Por todo ello, resulta imprescindible adoptar medidas que garanticen la estabilidad en el liderazgo, despoliticen los nombramientos y fortalezcan la moral del personal. Solo así será posible recuperar la confianza pública y asegurar que la Policía Nacional cumpla con su misión de proteger y servir a la sociedad colombiana de manera eficiente y transparente.

En la actualidad, la polarización y la politización que afectan a la institución policial han derivado en una preocupante falta de autoridad, la cual repercute significativamente en el funcionamiento tanto de la Policía Nacional como de otras entidades públicas. Esta situación se agrava por la ausencia de apoyo gubernamental, lo que, en algunos casos, ha favorecido la actuación de narcotraficantes, delincuentes y grupos terroristas.

Todo ello evidencia una carencia de liderazgo y compromiso por parte del gobierno, en un país que exige diariamente mayor seguridad. La indiferencia de los gobernantes y líderes políticos ante esta demanda ciudadana pone de manifiesto una falta de responsabilidad y criterio en la administración pública, así como la necesidad urgente de adoptar medidas efectivas que combatan la corrupción administrativa y la impunidad legal.

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