¿La Inteligencia Estratégica del Estado en manos de quién? Del activismo estudiantil a la crisis de seguridad nacional
- pestupinan
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Postillas de coyuntura - 021/25
Bogotá, noviembre de 2025

Eventos recientes invitan a una profunda reflexión sobre lo que está ocurriendo al interior del servicio de inteligencia más importante del Estado: la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). En múltiples alocuciones, el presidente Gustavo Petro ha presentado hipótesis de inteligencia que parecen existir solo en su narrativa, pero que expone con una seguridad que sugiere el respaldo de un aparato robusto de información.
Desde las denuncias sobre el software Pegasus —donde fue enfático para luego guardar silencio— hasta la negación del "Cartel de los Soles" y la teoría de una "Junta Internacional de Narcotráfico", las alocuciones presidenciales plantean la duda sobre quién suministra y prepara esta información sensible.
La respuesta parece apuntar a un nuevo escándalo que afloró a mediados de noviembre: la defensa presidencial de un extraño personaje que funge como director de inteligencia estratégica, cuyo perfil dista mucho de la idoneidad requerida4.
El perfil: De licenciado en Educación Física a jefe de espías
La inteligencia estratégica exige estándares internacionales: formación en ciencias políticas, defensa nacional, criptografía o una carrera militar de alto nivel5. Sin embargo, quien hoy habla al oído del presidente es Wilmar de Jesús Mejía, alias "El Chulo", un licenciado en educación física de 51 años nacido en Medellín.
Su trayectoria, reconstruida a partir de registros públicos, revela al típico "lagarto político" más que a un estratega de seguridad. Su vida pública inició como líder estudiantil en la Universidad de Antioquia en los 90, donde conoció a Gustavo Petro en 20028. Tras amenazas de grupos armados, residió en Sevilla, España (2004-2006), intentando un doctorado que no finalizó por falta de recursos.
Al regresar, su carrera osciló entre la gerencia de campañas locales, contratos con alcaldías menores (Argelia, Itagüí) y una candidatura fallida a la Cámara de Representantes en 2018, donde obtuvo apenas 1.471 votos.
No existe registro de que haya trabajado jamás como analista, agente de campo o estratega en organismos como la Policía, el Ejército o la Fiscalía.
Sin embargo, en marzo de 2024 fue nombrado representante ante el Consejo Superior de la Universidad de Antioquia y, sorprendentemente, en mayo ingresó a la DNI, ascendiendo en menos de un año a director de Inteligencia.
¿Incompetencia técnica o agendas ocultas?
El nombramiento de Mejía responde a una lógica de confianza política personal, no a una meritocracia técnica. Esto ha generado dos riesgos críticos que Colombia ya padece:
Ceguera estratégica: La incapacidad de anticipar amenazas reales por falta de método analítico.
Vulnerabilidad y politización: Se han revelado audios donde presuntamente solicita información no para proteger al Estado, sino para "salvar la imagen del presidente" o crear cortinas de humo15.
Lo más grave, sin embargo, son los cuestionamientos éticos. Informes de inteligencia revelados recientemente lo vinculan presuntamente con alias 'Calarcá' (disidente de las FARC). De ser cierto, el encargado de proteger al Estado estaría en contacto con quienes lo amenazan, constituyendo una falla gravísima de contrainteligencia.
La sombra geopolítica: ¿Amigotes o agentes durmientes?
Este escenario de debilidad institucional ocurre en un contexto donde potencias como Rusia y Cuba buscan ampliar su influencia en la región17. Aunque no existen pruebas públicas directas que vinculen a Mejía con el G2 cubano o el FSB ruso, la vulnerabilidad es latente.
Rusia y Cuba han reforzado su cooperación estratégica y mantienen interés en América Latina a través de redes humanas y operaciones encubiertas19. La pregunta que surge es si un perfil sin formación especializada, pero con acceso total a secretos de Estado, podría ser —consciente o inconscientemente— instrumentalizado. ¿Está la inteligencia estratégica en manos de "amigotes" incompetentes o de agentes durmientes activados al servicio de intereses extranjeros?
Conclusión: Un golpe a la institucionalidad
El "caso Wilmar Mejía" no es solo un escándalo burocrático; es una amenaza directa a la estabilidad del gobierno y la seguridad nacional.
Impacto Político: Erosiona la narrativa de transparencia y la política de "Paz Total". Si se confirman contactos no autorizados con grupos armados, la confianza internacional quedaría destrozada.
Consecuencias Legales: La Fiscalía y la Procuraduría ya han abierto indagaciones. Mejía podría enfrentar cargos por concierto para delinquir, tráfico de influencias o revelación de secretos.
Desenlace previsto: Pese a la gravedad de este asunto de interés nacional, el gobierno defenderá su presunta acción ilegal y para evitar futuras consecuencias justificará esos hechos aduciendo que la fuga de información es responsabilidad de la policía judicial como ya lo ha mencionado la fiscalía general.
En el mundo de la inteligencia, poner a un perfil sin experiencia a dirigir operaciones estratégicas no es solo un error administrativo; es dejar al Estado ciego y expuesto ante sus enemigos internos y externos.





