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LA ILEGITIMIDAD DEL GOBIERNO QUE PROMETIÓ UN CAMBIO

Postillas de coyuntura - 035/23


Bogotá, agosto de 2023

 

Los informes que muchos no creyeron desde los eventos preelectorales de lo que podría llegar a ser el gobierno de Gustavo Petro, electo en el 2022, está llegando al punto donde se encuentran con la verdad y la justicia.


Hoy todo un país, esta expectante de que se resuelva la continuidad de un gobierno, que ya es considerado como ilegítimo. El pueblo quien elige los gobernantes, no callará ni se cansará de iniciar acciones legales para derrumbar el abuso de poder amparado por la ilegitimidad de los recursos financieros utilizados y por el constreñimiento de grupos armados, que llevaron a este desgobierno una vez logrado el poder político de la nación.



Como de película las cartas se destapan para traer al Panorama Internacional la deshonestidad que impera en el campo político en Colombia. Con cada evento que se devela, se percibe en forma clara que muchos procesos fueron logrados con dineros ilícitos para obtener un triunfo político sin merecerlo, engañando a los que de buena fe, depositaron su confianza en un verdadero cambio en busca de lo mejor para la sociedad colombiana, donde se viven capítulos de violencia, ineficacia y corrupción de nunca acabar.


Todo indica que la ley, y la justicia están por encima de los transgresores que mostraban cómo bandera de un buen gobierno la “honestidad”, anunciando atacar y reprimir la corrupción como su principal objetivo, que hoy se les volvió el peor problema y que tratan de minimizar y desacreditar, ante la cantidad de evidencia y prueba publica, que no deja dudas de la elección ilegitima del peor gobierno de todos los tiempos. Aun así estos aludidos culpan de lo qué pasa a los gobiernos anteriores a los que les hicieron abierta oposición y critica, como si ello fuera a justificar los actos ilegales que pudieron haberse cometido.


Los eventos puestos al descubierto, bien podemos calificarlos como falta, delito, culpa o transgresión, apuntan hacia un mismo acto, la ilegalidad.

¿Hasta cuándo el pueblo colombiano debe seguir soportando y aguantando la tiranía de la política corrupta e ineficaz que va en contravía de los valores, la moral y las virtudes que encarnan un buen ciudadano y desbordan la ilicitud e impunidad reinantes sin solución?


El pueblo Colombiano buscando mejorar sus condiciones económicas, sociales, de seguridad, educación, salud y de posibilidades de crecimiento, "eligió" a un ser que encarna la egolatría, la tiranía y recoge el resentimiento y el odio como mecanismo de "gobierno", se empeña en perseguir al sector productivo a quienes generan riqueza y posibilidades de bienestar y crecimiento a la población; pero en especial en tener benevolencia con quienes persisten en seguir sembrando, violencia, extorsión, secuestro y muerte, como son los grupos NARCO-TERRORISTAS, y deja de lado y no atiende a quienes buscan nuevas oportunidades, quieren superar la pobreza y quieren un mejor bienestar. Parece que su visión trastornada lo lleva a reconocer lo bueno como malo y lo malo como bueno.


Estamos en manos de un violento, déspota, que quiere imponer a la fuerza de los fusiles, el retrógrado sistema comunista que retrasa y da paso a la perversidad del hombre en la explotación y el esclavismo de una nación libre, demócrata y esperanzada en mejorar su desarrollo, en tener un buen gobierno que lleve a ser un país del primer mundo y no a ser una nación fallida como hoy se nos presenta.


La maldad del ser sin control, quiere imponer sus ideales en beneficio propio sin importar los resultados trágicos en contra de toda una nación que siempre ha esperado que llegue el bien como solución a la violencia y toda la criminalidad que han generado los actores políticos que siempre han comprometido su palabra sin resultados efectivos en contra de la ilegalidad que se mantiene.


El delincuente junto con su acción ilícita busca mayores beneficios en su camino de muerte y daño físico y material, en contra de las personas y sus bienes, que continúan esperando el bien con todo tipo de sacrificios. Y así busquen colocar sus patrocinadores en los cargos que administren justicia la verdad estará siempre por encima de la falsedad que quieren seguir manteniendo.


La violencia que mantienen los grupos ilegales, llamados disidentes, vienen siendo beneficiados por el gobierno central por la falta de asumir medidas de control y fuerza legítima en contra de estas catervas crimínales, que cada día acosan con sus armas ilegítimas e intimidan a la población civil; juzgando como jueces y condenando a muerte a los que no comparten sus ideales, cometiendo amenazas, atentados y diferentes tipos de violencia, buscando llenarse de dinero y seguir ampliando sus redes criminales, para tener una mayor cobertura. ¿Hasta qué punto y momento, las personas que son intimidadas resistirán este tipo de actos crimínales por la falta de dirección, o la tolerancia o permisividad del gobierno del presidente Petro? El dinero se puede acabar y con él el trabajo, las empresas o emprendimientos y quienes van a ser en último, los más perjudicados. Al final es toda la sociedad la afectada y su reconstrucción no va a ser viable por generaciones.


Ser liderados por una administración que defiende los crimínales y los delitos por ellos cometidos nunca llegará al éxito y al contrario caerán en sus propias redes de traición a la Patria.


Es momento de decir basta ya, no más Petro, de exigir al Consejo Nacional Electoral que actúe, que tome decisiones sobre las pruebas que ya tienen y las denuncias que a diario allegan más elementos, que les permite declarar que los topes de la campaña sobre pasaron los límites y que muchas actividades de proselitismo político se iniciaron y se dieron antes de lo que las normas permitían. También es momento de exigirle al Congreso de la República a través de la comisión de acusaciones de la Cámara de Representantes, que inicien un juicio político a este "mandatario" que se tomó el poder por la fuerza e ilicitud. Exigirle también a la Corte Suprema de Justicia que ejerza el poder judicial sobre la comisión de acusaciones y le hagan seguimiento al proceso y a los tiempos, para que se dé con inmediatez el juzgamiento contra Gustavo Petro.

También es hora de que los colombianos despertemos del sueño de los justos y nos unamos, productores, transportistas, empresarios, industriales, comerciantes, banqueros, pensionados y población en general, a parar de verdad el país, a demostrarle que no nos representa, que no lo reconocemos como "gobernante" y a que se haga JUSTICIA.

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