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Foto del escritorHumberto Guatibonza

Socialismo siglo XXI A que le tenemos desconfianza los Colombianos: A la izquierda o a Petro


 

Postillas de coyuntura - 012/22


Bogotá, mayo de 2022

 

Hay una gran diferencia en lo que es una ideología y lo que vendría a ser la personalidad de un individuo.


En Colombia desde la época de la independencia hemos conocido lideres con lo que podríamos llamar ideas o ideologías social demócratas. Uno de ellos fue el General Francisco de Paula Santander, quien encarnó la ideología más revolucionaria de su época: “el liberalismo” y en tiempo reciente podríamos mencionar al expresidente Belisario Betancourt.


¿Pero qué hace la diferencia? ¿Porque Colombia ha tenido presidentes y líderes con tendencias de izquierda y los ha tolerado?


En el engranaje democrático mundial, los pesos y contrapesos dentro de las estructuras de los estados existen y deben existir, eso es bueno y sano, para que las verdaderas democracias, permiten la convivencia ideológica.


En el caso concreto de Colombia es muy necesario, corregir las inequidades del sistema y la acumulación de poder en unos pocos; es una tarea que hay que hacer y todos los colombianos avocamos por ello, dejando claro que queremos renovación. Renovación, que incluya nuevas ideas políticas, que generen progreso, que transformen un país con un sin número de problemas sociales y no una izquierdización.


Nuestro problema

El inconveniente, es la personalidad y la persona que ha demostrado ser el candidato Petro, fascinador de palabra, encantador de incautos, pésimo administrador de recursos, empleador de medias verdades y medias mentiras, recurso que utiliza hasta el punto de llegar a ser un mitómano; generador de polémica y el odio de clases, promotor de la protesta violenta e incendiaria, defensor de todos los derechos, hasta de los no derechos, sin importar los derechos de las mayorías, promotor del uso de la fuerza o cualquier forma de lucha para llegar al poder, violando normas y reglamentos, empuñando fusiles, utilizando armaduras e intimidando a los débiles y más desprotegidos en una sociedad que desea y quiere lo bueno, y que está cansada de la violencia política, la corrupción, y la inseguridad social en todos sus aspectos.


Pareciera que su militancia y recorrido en la subversión, el indulto obtenido por el estado, le hubiera dado una patente de corso, para presentarse hoy como un intocable, juez de jueces, predicador de todo:

· Puede señalar y acusar o todos, pero nadie lo logra cuestionar.

· Puede recibir dineros en bolsas negras de basura y no necesita rendir explicación.

· Puede publicitar un diagnóstico médico con fines políticos y está bien.

Desprestigiar a la fuerza pública lo hace popular, negociar con corruptos y convictos es oportuno, firmar en notaria no a la expropiación es correcto, aunque la expropiación sea una figura jurídica validada y necesaria para el desarrollo de proyectos y obras de interés general, estos es mentir ante notario, difundir una información para análisis de inteligencia como un posible atentado, en época de elecciones con intención de desestabilizar y crear el caos, son sus más recientes conocidas estratagemas.


Lo peor de esta descripción es que es cierta, y de manera increíble, una parte de la población, en especial la menos favorecida pero depositaria de la mayor cantidad de subsidios estatales y como cosa extraña una fracción de población integrada por delincuentes, narcotraficantes, corruptos, malhechores, políticos y periodistas oportunistas, que lo están apoyando.


¿Qué puede quedar de toda esta mezcla de odio, trampa, engaño, mentira, resentimiento?

Nada bueno, cero progresos, cero crecimientos económicos, cero desarrollos sociales, independientemente del modelo económico o social que pretenda instaurar las posibilidades de que renazca Colombia o mejore son cero.


En Colombia, si han existido gobiernos con tendencias de izquierda y de una u otra forma han progresado, han dejado huella y porque no decirlo han aportado a la formación de la Nación. En esta época contemporánea se modificó la constitución, en el año 1991, y a todas luces es una constitución de corte social.


El problema no es el miedo a la izquierda o a la derecha, el gobierno Duque, nos guste o no, terminó siendo de corte netamente social, la pandemia lo condujo a eso y lo hizo que, no solo desarrolló importantes proyectos de infraestructura, en todos los sectores, sino emprendió y continuó con proyectos sociales importantes, en educación, en salud, en alimentación a niños y familias desprotegidas, subsidios educativos y solidarios. Una realidad lógica es que un País o una sociedad no cambia de la noche a la mañana, y se requiere de una transformación permanente y constante con estrategias que desechen lo malo e incrementen lo bueno. La responsabilidad de los problemas sociales en un país, no están solo en la cabeza de un Presidente, es importante considerar que las regiones cuentan con Gobernadores y Alcaldes quienes manejan presupuestos para erradicar los inconvenientes sociales.


Los colombianos no le tenemos desconfianza a las ideas o ideologías de izquierda, por el contrario, hemos convivido y asimilado de buena forma muchas de estas. El comportamiento del ser humano es diferente al de las fieras. Por lo tanto, seamos humanos ya que tenemos conciencia de lo que hacemos y tenemos, aprovechemos la sabiduría, que nuestro creador nos ha dado.


Los colombianos le tenemos desconfianza al engaño, la trampa, la corrupción, el cinismo, el rencor, el odio, la promoción de la desigualdad como argumento para la protesta y la violencia, o sea a la propuesta del candidato Petro, pero dudamos a un más de los políticos, periodistas, delincuentes y empresarios que lo están apoyando, convencidos que una vez en el poder lo van a manejar en beneficio de sus intereses, cosa que no va a pasar, una vez en el poder los van a echar a todos en la hoguera, para imponer su socialismo del siglo XXI que le permitirá a su círculo social y familiar pelechar del poder y las arcas públicas y a Colombia sumirla en una crisis social y humanitaria inimaginable, similar a la Cuba o la Venezuela de hoy.


Este extraño personaje propone acabar con la corrupción del país, pero ha mostrado ser corrupto con pruebas. Un candidato que quiere y desea lo mejor para un País debe tener una conducta intachable, ya que no sólo es corrupto quien ejerciendo un cargo público recibe dinero, sino también el que busca y se compromete con los condenados a perdonar sus sanciones legales a cambio de votos. Eso no es lo que quiere nuestra sociedad colombiana. Queremos La Paz con valores, sin violencia, con acciones legales y en ningún momento favoreciendo hechos criminales. La Paz no se ataca con hechos violentos, es decir con una primera línea o con amenazas o paros que afectan al orden social. Para que haya paz tenemos que desarmar todos los corazones y trabajar por un País al cual no hay que darle el pescado hay es que enseñarlo a pescar, que no es otra cosa diferente que trabajar, enseñar valores, crear empresa, prepararnos para ser mejores y no para destruir lo que tenemos y lo que queremos.


No entreguemos nuestro país a la maldad…

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