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A propósito de la reforma tributaria


 

Postillas de coyuntura - 008/21


Bogotá, abril de 2021

 


Imagen Korraleja.co


Hoy, nos encontramos nuevamente en la discusión de otra reforma tributaria. El gobierno de turno con sus técnicos y expertos, proponen unos nuevos alcances y métodos que buscan, de alguna manera, mejorar el flujo de recursos para el sostenimiento del estado colombiano, situación agravada por las necesidades adicionales debido a la pandemia que nos aqueja.


El problema


El régimen tributario actual, tiene muchas limitaciones, diferentes reformas del pasado que en el mediano plazo han modificado y eliminado algunos impuestos disminuyendo los ingresos, los cuales son necesarios compensarlos y aumentarlos para mantener el nivel actual del gasto público.


El sistema tributario colombiano es inequitativo horizontalmente, en otras palabras, dos contribuyentes similares son tratados tributariamente de manera diferente, lo cual es inequitativo y se da por los múltiples beneficios que tiene algunos y por los elevados índices de evasión; el sistema tributario colombiano no es progresivo porque los contribuyentes no tributan en razón a su capacidad y es ineficiente económicamente por cuanto la carga tributaria recae demasiado sobre unas pocas empresas y sectores sociales afectando directamente la inversión y la generación de empleo.





Que se debería hacer


En opinión de economistas de la universidad de los Andes[1]:


“La reforma debe solucionar un desequilibrio fiscal cultivado de tiempo atrás, agravado tanto por las necesidades de gasto público impuestas por la pandemia como por las dificultades para recaudar, también surgidas de ella”.


También debe dar progresividad a un sistema tributario que acentúa la desigualdad en lugar de mitigarla, así como balancear la carga de la tributación directa que hoy recae desproporcionadamente sobre las empresas en lugar de las personas de alta capacidad económica. Y el gobierno busca, con acierto, que también ayude a mitigar las mayores necesidades sociales que ha dejado la crisis del covid19 y las deficiencias de nuestras redes de protección social que la pandemia dejó al desnudo.


Afirman: “En lo estructural, además, resulta imposible desligar las reglas de juego tributarias de la alta informalidad laboral y empresarial y del bajísimo cubrimiento pensional”


Resaltan que: “La reforma, por tanto, debería ser integral. Es indispensable que la reforma traiga un incremento neto positivo del balance fiscal, tasado en “al menos” 1.5% por el comité consultivo de la regla fiscal en el comunicado de su más reciente reunión”.


Sustentan que: “Pero no habría justificación para un incremento de impuestos que siga financiando subsidios a quienes no lo necesitan y que no ayude a extender la protección social a quienes sí dependen de ella, pero no la tienen”.


Concluyen: “Debe entonces robustecer las redes de protección, asegurar la focalización de los programas sociales en la población de bajos ingresos, y garantizar un incremento significativo del recaudo tributario, bajo en comparación no sólo con otros países sino con las necesidades que la sociedad quiere solucionar”.


Que nos preocupa


Todos los dineros que se han perdido en las contrataciones que no se han cumplido, cómo, por ejemplo: Odebrecht, Reficar, y si miramos más atrás en el tiempo, Colpuertos y ferrocarriles etc.


Nos preguntamos:

• ¿Dónde se encuentran los dineros recaudados por las garantías dadas en las pólizas adquiridas?

• ¿Se ha perseguido a los corruptos para recuperar lo que el estado ha perdido en manos de ellos?

• ¿Qué ha pasado con la venta de los activos encontrados en manos de narcotraficantes y demás criminales?

• ¿Por qué no acabar con instituciones que no cumplen con la función asignada?

• ¿Cuánto dinero representan instituciones, funcionarios, alquiler de edificios y demás dotaciones y gastos innecesarios?

• ¿Cuántas instituciones fueron creadas desde la adopción de la nueva constitución del 91 y cuales han sido sus resultados?

• ¿Por qué no acabar o disminuir con el nombramiento de asesores que son compromisos políticos y generan gastos permanentes en diferentes entes gubernativos?

• ¿Por qué no disminuir el Congreso de la República en su número de senadores y representantes en la cámara, y hacer una revisión sobre todos los gastos económicos que ellos generan?

• ¿Para qué tantos representantes en una circunscripción territorial, cuando con uno por cada departamento sería suficiente?

• ¿Porque que no centralizar el manejo administrativo en una sola entidad?

· ¿Cuántos cargos se suprimirían a nivel nacional, departamental o local y con ello se evitarían gastos en gran manera?


Lo que necesita el estado es una mejor administración de recursos; ¿Dónde están todos los recursos que son captados a través de los diferentes impuestos?, ¿falta control por parte del estado en esta función?


En el país se percibe una falta de administración, mírese por donde se mire, la inseguridad es desbordante, el sistema de salud está fallando, la educación no llega con calidad a toda la población, el nivel de impunidad es elevado y la política aprovecha las deficiencias del estado y en conjunto no aportan la solución que se requiere.


Todos juegan con el gasto público y no aprovechan los recursos buscando una meta ideal: sacar al país del empobrecimiento, el desempleo, la deficiente calidad de vida y del problema en el cual la nación se está enterrando.


¿Adicional a estas consideraciones cuántas reformas tributarias ha habido en Colombia en los últimos veinte años?


La decisión de hacer la reforma tributaria es en exclusivo de la clase política que no duda en ejecutarla de inmediato, por cuanto son los primeros y únicos beneficiados.


Sí, a la postre son ellos mismos los que van a manejar esos recaudos, o se los van a entregar a quienes los siguen por sus propios intereses. Todo ello dentro del entramado de sistema amañado que han entretejido por siempre, en procura de salir beneficiados solo ellos mismos, de ahí́ la frase evidente: “los mismos, con los mismos y a lo mismo”.


No se diga más, ya estamos todos enterados sobre cómo es la dinámica con que se ha manejado el fisco por parte de algunos políticos inescrupulosos, que han tomado los dineros públicos como su dinero de bolsillo, y luego se unen aumentando el cobro de impuestos. Lo que no está beneficiando en realidad al pueblo colombiano, quien día a día solo ve disminuir su capacidad de adquisición económica, en especial para aquellos que se encuentran legalmente constituidos.



Nuestra opinión


En forma concreta, no estamos de acuerdo con la reforma tributaria y esto es generalizado.


Como parte activa de la ciudadanía, estamos cansados de tener reformas tributarias todo el tiempo. El estado debería propender por disminuir la corrupción y ser fuerte en la aplicación de normas penales para quienes roban el erario, la impunidad que se percibe ante estas situaciones solo acrecienta el disgusto social.


Vivimos una pandemia que no ha pasado, muchos empresarios quebraron económicamente y con ellos muchos conciudadanos están desempleados, sin un seguro de empleo para pasar esta gran y dura prueba mundial.


Se están creando impuestos sobre los bienes que ya tienen impuestos. Es decir, hay bienes con dos y tres impuestos. Proponen impuestos sobre las pensiones, desconociendo que los pensionados son los que más han pagado impuestos en el tiempo de vida, es como si ellos hubieran sido los que nunca pagaron impuestos. El estado ha creado impuestos con sofismas que son para corto tiempo y luego son dejados en forma permanente.


No existe una justificación frente a la creación de impuestos especialmente en este momento, los colombianos estamos todos afectados económicamente, basta con salir y ver el comercio, tantos espacios o locales cerrados. Es más bien hora de bajar los impuestos, para que los colombianos tengan oportunidad de salir adelante en medio de esta pandemia, pues, si no es el “COVID 19” el que los mata, será la quiebra económica la que los llevará a morir de hambre.


El hecho es que los gobernantes han creado impuestos, los colombianos han pagado, pero la falta de ética de los gobernantes, y la mala administración de los recursos, por fallas en la planeación hacen que ningún recurso económico sea suficiente.

Esto no es justo con la sociedad colombiana, quienes están ejerciendo el poder político fueron nombrados por el pueblo y al pueblo deben responder, ellos están llamados a ser quienes garanticen el bienestar a todos los habitantes de la tierra colombiana, y no ser ellos precisamente quienes destruyan las condiciones necesarias para el buen vivir de los ciudadanos.

[1] Nota Macroeconómica N°29 La impostergable reforma tributaria del marzo de 2021, Universidad de los Andes

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