Postillas de coyuntura - 007/22
Bogotá, marzo de 2022
Hechos
En la mañana del domingo 20 de marzo del año 2022, fue atacada por encapuchados la Catedral Primada de Colombia en Bogotá, mientras se realizaba una celebración eucarística, situación infame que atenta contra las creencias de toda una sociedad.
El día lunes una vez publicados los videos del incidente, recolectados por diversas fuentes, se evidencia e identifican a la cabeza visible de la situación y algunos de sus acompañantes.
Esta persona conocida con el alias de Simona ha estado involucrada en diversas situaciones atribuidas a las autollamadas “Primera Línea- Escudos azules” y a la Red de Artistas en Resistencia (RAR), grupos clandestinos, que desde el año de 2019 han participado activamente en lo que inicia como marchas pacíficas y terminan en desmanes y actos violentos contra autoridades, bienes estatales y privados.
Estas situaciones que son organizadas y auspiciadas dentro de un plan de desestabilización al estado de derecho han sido informadas y notificadas por las agencias de seguridad, tanto a las autoridades administrativas y judiciales, como a la comunidad.
Consideraciones
El derecho a la libertad religiosa y de culto hace parte de la Declaración universal de los derechos humanos, la cual establece en su artículo 18 que: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.[1] Este derecho se encuentra además contemplado en la Constitución política de Colombia, en su artículo 19, entonces, no acatarlo y respetarlo se convierte en una violación directa a los derechos humanos y en un ataque directo a la democracia, que se traduce en una forma de agresión contra decisiones individuales del ser humano.
Estamos siendo testigos silenciosos y complacientes de la pérdida de valores, manipulación de libertades, derechos y buenas costumbres en un pueblo, que muestra una ausencia de una educación soberana en el proceso formativo desde la niñez, recordemos la frase célebre de: “enseña al niño y no tendrás que castigar al hombre”, expresión que es registrada en la Sagrada Escritura y acotada por Pitágoras desde hace muchos siglos.
La Institucionalidad y las autoridades no pueden permitir que se falte al respeto de la libertad de cultos en Colombia. Y deben acudir a las diferentes formas de corregir y reprimir los comportamientos que lesionan gravemente los derechos y las libertades del ser humano, ya que esto hace parte de la convivencia y el goce de una tranquilidad y paz en los pueblos hoy día.
La sociedad debe en forma unánime rechazar este tipo de agresión, que es utilizado por los mismos integrantes de las mal llamadas “primera línea”, por cuánto se esconden cómo delincuentes utilizando capuchas en su intento de atropellar a los ciudadanos que disfrutan de estos derechos amparados por la Constitución y la ley.
Su modus operandi delictivo lo han mostrado ya en diferentes actos de desorden limitando otros derechos como la libre locomoción y el trabajo al realizar estos desadaptados sociales actos reprochables por toda una sociedad, ya que en forma violenta realizan bloqueos y cierres de vías, y atacan además a la fuerza pública.
Debe ser objeto de rechazo también la forma desvergonzada en que asumen responsabilidad, una vez son desenmascarados e identificados por la comunidad y las autoridades, que han hecho frente común ante estos atropellos que en gala de uso de libertades están desarrollando grupúsculos de jóvenes violentos instrumentalizados y siguiendo libretos de entes foráneos empeñados en la desestabilización de gobiernos democráticos en búsqueda de imponer ideologías que atentan abiertamente al sentir de los colombianos.
“El arte por el arte” no puede pasar por encima de los derechos humanos de los ciudadanos, las instituciones y las leyes vigentes en el ordenamiento jurídico de la nación. La libertad individual se termina, donde empieza la de los demás.
No se puede desconocer y menos ocultar, que estos actos violentos son amparados por Congresistas que otrora usaron armas contra la población civil y hoy quieren presentarse como lo defensores de derechos humanos, que aplauden comportamientos que trasgreden los derechos humanos de los demás, buscando intimidar con sus comportamientos a la población.
Entrar en un recinto sagrado para la mayoría de los colombianos muestra claramente que no piensan en los derechos de los demás, y se creen con la libertad de poder pisotear el derecho de un pueblo creyente que ama y respeta los lugares sagrados como la Catedral.
Los colombianos no podemos aceptar que unas minorías con discursos e ideas copiadas de modelos políticos que han fracasado sigan pisoteando nuestras creencias y buenas costumbres.
¡Colombianos no aceptemos ningún atropello a nuestra democracia!
[1] http://www.equidadmujer.gov.co/ejes/Documents/NormativaNacional/Declaraci%C3%B3n%20Universal%20de%20Derechos%20Humanos%20de%201948.pdf
댓글