Breviario de Seguridad -002-24
Bogotá, septiembre, 2024
¿Qué pasa con tantas cosas que se hurtan en Colombia? Uno de los países más afectados por la delincuencia común y organizada. Donde se aprecia que la política pública criminal, no es lo suficientemente fuerte o drástica para contrarrestar la criminalidad generada por la falta de cohibir más el delito y a quienes lo cometen no por necesidad sino más bien por cuanto lo observan como una forma de vida.
En Colombia, los delitos de hurto, receptación y venta de bienes robados están claramente tipificados en el Código Penal.
Hurto, este delito está tipificado en el artículo 239 del Código Penal colombiano y lo describe como el acto de apoderarse de una cosa mueble ajena con el propósito de obtener provecho para sí o para otro.
Las penas según la norma varían de acuerdo con el valor del bien sustraído y las circunstancias en las que se comete el delito:
Hurto simple: Pena de prisión de 32 a 48 meses si el valor del bien es inferior a cuatro salarios mínimos legales mensuales vigentes (SMLMV). Si el valor es igual o superior a cuatro SMLMV, la pena es de 48 a 108 meses1.
Hurto calificado y agravado: Involucra circunstancias como el uso de violencia, engaño, o la entrada forzada a un inmueble.
Receptación, Este delito está tipificado en el artículo 447 del Código Penal así: La receptación se refiere a la adquisición, posesión, ocultamiento o comercialización de bienes provenientes de un delito previo, como el hurto. Las penas para la receptación son:
Prisión de 4 a 12 años.
Multa de 6.66 a 750 salarios mínimos legales mensuales vigentes2.
Venta de Bienes Robados, está considerada como una forma de receptación. Involucra la comercialización de objetos obtenidos de manera ilícita. Las personas que participan en esta actividad deben ser acusadas de receptación y enfrentar las mismas penas mencionadas anteriormente
Si existe una tipificación, si las autoridades de policía actúan contundentemente contra estos delitos, ¿por qué persisten estas conductas, en el diario vivir de los colombianos?
La cotidianidad
En las calles de las ciudades colombianas es constante el hurto de piezas y repuestos de los vehículos. Las llantas, los espejos, plumillas, computadores, accesorios; incluso desaparecen los vehículos. ¿Qué pasa con estos elementos? Que los vehículos son deshuesados y sus partes vendidas en diferentes tipos de negocios o almacenes aparentemente legales pero difíciles de controlar en sus inventarios. Otros son comercializados en países vecinos aprovechando la no existencia legal de una coordinación continua para judicializar a los grupos criminales trasnacionales. Resultando escaso los esfuerzos de las diferentes autoridades en lograr cortar de raíz este problema.
El negocio ilegal pulula sin control, en diferentes ciudades del País, con nombres como venta de repuestos de segunda, chiveras, talleres y otros sitios de compra y venta. En estos mercados se adquieren a un bajo valor los objetos hurtados por los delincuentes. Se genera entonces la figura del reducidor o receptor del bien robado quien lo trasfiere a quien lo está buscando o necesitando frente a la mirada de muchos otros que también lo aprecian por cuánto resulta más barato frente a la compra en un almacén de cadena o importador legitimo. Prácticas deshonestas que no son de acabar ya que el estado no cuenta con los medios jurídicos, preventivos o correctivos que los repriman, o los que existen poco hacen frente a la magnitud del problema.
También son comercializados en los mercados negros o sacados fuera del país para su venta, computadoras portátiles o tabletas, joyas y celulares de todo tipo, entre otros bienes de valor, producto de acciones delincuenciales.
Circulo vicioso e indiferencia social
A la vista y con conocimiento de la sociedad los repuestos o elementos hurtados son comprados en ocasiones por sus mismos propietarios y son instalados o puestos en punto por cómplices de estos mismos hurtos que se convierten en una cadena de ilegalidad reprochada por unos y aceptada por muchos.
Es importante que dentro de las investigaciones judiciales se observe la conexión de unos y otros para lograr resultados más efectivos.
Parece que estas conductas inapropiadas no reciben castigos o penas justas para que se resocialicen los transgresores y al contrario aumentan sus utilidades que igual deben ser utilizadas en otros delitos afines.
Se percibe que el gobierno no analiza en forma permanente este tipo de delitos y genere políticas o estrategias que demanden mayores controles y sanciones a las cadenas logísticas ilegales que soportan la comercialización de estos elementos. Asimismo, se sancione a quien compra lo robado o al menos se dé un incentivo al que fue víctima del hurto para que no vuelva a comprar lo que le fue hurtado si este también sufrió un daño en su propiedad y el estado no pudo con sus autoridades controlar esta falta de seguridad cuando era su obligación.
Medidas para Combatir Estos Delitos
Para combatir estos delitos, es crucial:
Fortalecer las instituciones encargadas de la justicia,
Promover la transparencia y la rendición de cuentas,
Fomentar la participación ciudadana en la vigilancia y denuncia de actos delictivos.
Educar a la población sobre los riesgos y consecuencias de participar en actividades ilícitas.
Generar algún tipo de incentivos económicos para la víctima del ilícito, en la reposición legitima de su bien, previa denuncia
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